sábado, 9 de junio de 2007
El regreso sin gloria de Durantini
Era a todo o nada ese partido para Darío Duarntini. La reivindicación después de aquel último juego como titular, en donde no la pasó muy bien en el arco ya que se comió varios goles atajables, y la chance de demostrarle a todo el mundo que el puesto es suyo. También la posibilidad de mostrar el fuego sagrado que por más que la falta de partidos lo encontrara sin ritmo y con la confianza por el subsuelo. Pero fue nada. Y, tal vez, una de las últimas imágenes del arquero en Ladilla. Mas allá de que tenga o no revancha el próximo partido, no tiene mas crédito. En el partido se observó la entrada cansina, un tibio golpeteo de palmas (ya que no usa guantes emula a los arqueros de antes) para intentar convencerse y convencer de que no había nada que temer, también un par de tímidos piques cortos en el área para redondear la entrada en calor y el segundo de duda fatal que marcó su mañana. Cuando se tiró en cámara lenta para intentar atajar un penal muy mal pateado por un jugador casi octogenario, se pudo apreciar el gesto de fastidio de Andrés García, que no precisaba explicaciones. De parte de sus compañeros, al menos en ese momento, no hubo consuelos ni palabras de ocasión para el arquero, como tampoco hubo dialogo en los minutos anteriores. Apenas Andrés que vio el partido desde atrás del arco, le soltó un “tranquilo, Dura, tranquilo” y le pidió que no se ponga nervioso. Y no se volvió a escuchar nada más. Ni una palabra de descarga del portero, en realidad, estaba todo dicho.
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