miércoles, 12 de diciembre de 2007

Jamás lo olvidaremos

A veces la vida es injusta, porque suele poner piedras en el camino y hasta levantar barricadas, a modo de desafío, para poder superarlas y superarse día a día. Pero da bronca cuando levanta murallas infranqueables. Aquellas que engañan al que debe enfrentarlas, haciéndole pensar que es posible superarlas, cuando pareciera que está a un paso de hacerlo. Eso le sucedió al fútbol de Adrián Yabo, quien luchó ante un iceberg que nunca le dio respiro y lo dejó helado. Se estaba recuperando, había vuelto a jugar en su gran amor, Ladilla, ese lugar donde había soñado desde chiquito sus mejores sueños, para ponerse la 10, la que usa su ídolo Riquelme y hasta pensó que el calorcito lo iba a descongelar. Parecía que nunca iba a llegar ese día, esa derecha sutil, esa piernita que nunca trabó, ese caño que nunca pasó y ese pecho helado acompañado por esas orejas que lo caracterizaban, se apagaron. Alguna vez un periodista dijo: “a la muerte habría que matarla”, por suerte en este caso no se puede hacer nada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ABA, SUAREZ BAJADA, PIJA CORTADA