jueves, 10 de abril de 2008

Si queres reir, reí

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Entra un hombre borracho a un bar, se sienta en una mesa y empieza a gritar fuerte:
¡Camarera, hip, cabbbmmmarera, hip!
Señor, por favor compórtese, ¿Qué desea?
Entonces el hombre saca unos pollitos de los bolsillos, los pone sobre la mesa y dice:
Tráigame una botella de whisky para mí y para mis sobrinos.
La mujer queda muy asombrada, pero le trae la bebida. Al rato vuelve a llamar el hombre:
¡Camarera, una botella de tequila para mí y para mis sobrinos!
Al rato nuevamente:
¡Camarera, un champagne para mí y para mis sobrinos!
Entonces la mujer se acerca y le dice:
Escúcheme, usted ha bebido de más pero no me va a decir que cree que esos pollitos son sus sobrinos.
Por supuesto que sí, los encontré en la calle y me decían:
"Tío, tío, tío, tío".

Anónimo dijo...

petacular

Anónimo dijo...

CHILE EL PAIS DE LAS PEQUENAS COSAS
LOS CHILENOS TIENEN PIJA DE PIGMEO

Al fotografíar a tres mil chilenos desnudos, Spencer Tunick descubrió que éstos tienen el pene pequeño: de 4 cm de largo, en promedio. Más allá de la solidaridad cristiana que uno debe mostrar con los que "poco tienen", el hecho da pie a un sinnúmero de conjeturas: Un espléndido ensayo de Jaime Bedoya me ha hecho reflexionar sobre la solidaridad cristiana que uno debe mostrar con el humilde -con el carenciado, dirían los sociólogos-, con el que poco tiene. Chile, ese país de geografía alargada hacia el Sur, acaba de ser afrentado por un hecho a estas alturas irremediable. Una mañana de junio último, el estadounidense Spencer Tunick desvistió a unos tres mil satiagueños y así, sin nada encima, los fotografió. El caso fue reproducido por la mayoría de agencias noticiosas del mundo -yo lo vi en CNN- y nadie en su sano juicio pensó en ese momento que esa performance artística forjaría un terrible estigma sobre el buen ver de los chilenos. La voz de alarma la dio una periodista estadounidense que había viajado expresamente a Chile para cubrir el evento. Spencer Tunick es un fotógrafo de fama y las revistas de sucesos se pusieron atentas cuando prometió retratar desnudo al pueblo más cagon del Sur; a los herederos de Caupolicán, el indomable cacique araucano, que si bien fue empalado por posteriori parti spina dorsi - "por el !\@\%#&_-*", según tradujo Umberto Eco en El péndulo de Foucault- por los españoles eso no quiere decir nada en contra de su hombría. Como decía el "Loco" Fernando del Aguila, mi profesor de historia: ¡Oiga, lo de Caupolicán le puede pasar a cualquiera! Dios nos libre. En medio de la algarabía y la trasgresión, y mientras la mayoría chequeábamos a la pelirroja que corría de un lado a otro, la periodista estadounidense dictaminó -seguramente con ojo entrenado, conjetura el escritor peruano Jaime Bedoya- que los chilenos la tenían corta, más bien chiquita, diminuta: "entre tres y cinco centímetros. O sea cuatro centímetros en promedio". Para qué decirlo: un ultraje a la virilidad y al buen nombre de cualquier latino. Todo indica que a excepción del periodista de la revista Caras Juan de Nadie (quizás un seudónimo), los chilenos pretendieron echarle tierra al asunto y dieron explicaciones vagas: que fue el frío matinal -la sesión de fotos se realizó a las cinco de la mañana-, el pudor y la timidez del momento... Efectivamente, el saber que la virilidad de uno será programada por CNN, justo después de un bombardeo a los niños de Afganistán, reprime el natural brío del que ya sabemos... pero esas son sólo excusas que aquí invalidaremos puntualmente. Todos sabemos cómo apalea el frío en el Altiplano sin que por ello se constriña el garbo y la expresión elongada de nuestra masculinidad. Y no hoy sino desde siempre, recuérdese las cerámicas preincas, donde nuestros antepasados, los mochicas y chimúes, aparecen mostrándo sus magníficos e industriosos falos; en posiciones impensables, que harían palidecer de envidia hasta a los autores del Kamasutra. Respecto a la timidez bastará recordar la noticia del joven aymara que hace dos Navidades buscando mar encalló en una playa de nudistas de Antofagasta y la gente que lo vio entrar se arrancó en aplausos y reverencias a su descomunal hombría -no faltaba más- y hasta le propusieron que se quede como presidente del club. Quizás para ejercer contraste con la virilidad diminuta del chileno. (Lo digo aquí entre paréntesis: la expresión chileno es un recurso retórico, demagógico y de bone fide: somos vecinos, pero no hermanos, tenemos muchas diferencias, empezando por la que ahora sabemos). No alcanzo a imaginar la magnitud del sonrojo y la humillación en la que seguramente habrá caído el habitante chileno. Y la verdad es que, como enseñó Godzilla, el tamaño sí importa; aunque nunca nos pondremos de acuerdo sobre cuál es la medida ideal y cuál es la más común (1). C Para evitar traumas, Jaime Bedoya recuerda las páginas del Kamasutra que abren una ventana a casi todos los hombres y los clasifican en tres grupos: los que tienen el "lingan" como el de una liebre (13 cm), como un toro (22 cm) y como un caballo (25 cm). Lamentablemente, los chilenos con sus micropenes -sus "microlingan"- quedan fuera de catálogo. Asi como lo leen. La tienen tan chica que los evolucionistas aun se preguntan en que momento la evolucion del miembro masculino se detuvo en Chile. Y especificamente solo alli. Algunos venturan por alli que la situacion geografica tan estrechada algo tiene que ver con el asunto; y mencionan como ejemplo a los japoneses, conocidos de hace mucho por el mismo problema que a la fecha, aun no tiene un nombre adecuado en terminos de la ciencia anatomica: "apenesis", no queda debido a que, aunque chico, los chilenos aun tienen un pedazo de virilidad. "micropenesis idiopatica" estaria bien, pero el termino descarta lo genetico que, aunque no evidente, algun papel juega como causa y efecto de padecer esta clase de atrofia. En fin, hay un aforismo cientifico que cae al pelo: "organo que no se usa, se atrofia". Si esta fuera la razon, nos vemos obligados a secundar las quejas de la poblacion femenina chilena que se encuentra conyugalmente nsatisfecha.
Pero aún más sabio que el Kamasutra fue el pintor renacentista Cenino Cennini, que al arriesgar una medida para el tamaño ideal de "los compañones y la verga" dice que basta con que sean proporcionados y "del tamaño que a la mujer le gusta..." (2). Hay que reconocer que esta definición nos deja igual en pindingas, pero es más democrática y, vista hoy, en alguna forma favorece al infortunado chileno. A lo largo de la historia, el tamaño del miembro viril ha sido tomado como símbolo de fertilidad, de fuerza y respeto. Por eso, como razonaron los psicólogos, quienes la tienen chica compensan su carencia imponiéndose ante los otros a través de ímpetus violentos y guerreristas (3). Como corroborando esto, el doctor Antommarchi en su informe sobre la autopsia que le hizo a que le hizo a Napoleón escribió: tiene los genitales y el pene "más pequeños de lo normal" (4). Haciendo un elemental símil pregunto, ¿los planes expansionistas y las guerras de despojo que emprendió Chile contra sus vecinos se originaron en la mezquindad de su virilidad? ¿Los irremediables cuatro centímetros del miembro viril chileno tienen que ver con las ganas de arrebatarnos el gas y las aguas del Silala? Plugiera Dios que no sea así, porque no veo que eso tenga arreglo. O pensándolo bien quizás sí, pues desde la década del 70 el doctor Robert Warther ha propuesto un aparato para agrandar el miembro masculino que opera mediante el "sistema de vacío". ¡Quién hubiera pensado que el resguardo de nuestros recursos naturales del ímpetu del frustrado chileno tuviera que ver con una máquina de estirar penes al vacio!

Notas: (1) Sobre la magnitud del pene se siguen dando discusiones en distintos países. España se opuso a la reducción del tamaño de los condones a 19 cm standar como proponía la UE. Sin embargo, la revista de Internet La página definitiva, mostró después que el tamaño promedio del miembro español era de 13.5 cm. (2) Cenino Cennini, El libro del arte, Akal, Madrid, 1988.(3) En el siglo XVII algunos médicos europeos creían que quienes tenían el pene muy corto era porque la sabia naturaleza había tomado una parte de él para completar otros órganos del cuerpo. (4) Citado por Henrich Heine en La pulga de Lutero, Editoral Circe. Barcelona, 1988.
Y hasta aqui llego para que uds. hermanos españoles saquen sus propias conclusiones. Y desde luego, aqui cae de su peso que muchos vecinos vayan a pasear a las playas de Chile: las mujeres chilenas se desmayan al paso de los turistas latinoamericanos!